Reflexiones sobre el cambio de modelo productivo.
Situación actual.
Desde poco después del estallido
de la burbuja inmobiliaria oímos continuamente que “hay que cambiar el modelo productivo por
otro basado en la I+D+i y en la
economía del conocimiento”. Es
muy acertado; el cambio es la última etapa de una crisis mal gestionada. Pero,
¿qué es eso?. ¿Cómo puede implantar ese cambio un país escasamente acostumbrado
a pensar de esa forma?. ¿Cuántos años se necesitarán?. ¿Qué significará este
cambio para el país?. ¿Cómo puede hacerlo con tan pequeño número de grandes
empresas tractoras nacionales?. ¿Qué puede ocurrir si las empresas tractoras
son extranjeras?.¿Cómo influye tener más del 30% de fracaso escolar?.
Hay que tener en cuenta que el
proceso de innovación
( I óInnovación:
Lanzamiento al mercado de un producto nuevo o mejorado con éxito comercial )
es el más complejo de los que tienen lugar en una empresa y
otro día hablaré de él.
Un país con economía de mercado debe
ser capaz de hacer algo mejor que los demás. ¿Es nuestro caso?. ¿Se puede
conseguir por ley?.
Como todas las empresas nacen
pequeñas pero con la ambición de hacerse grandes –todo negocio que no aumenta
disminuye- nos deberíamos preguntar por qué tan pocas empresas industriales
han crecido en nuestro país y otras han desaparecido.
La innovación y las PYMES.
La PYME, que representa más del
90% del tejido productivo español, tiene muchas dificultades para dedicar
recursos a Desarrollo
y –mucho más- a Investigación.
No obstante, se dice que las
empresas pequeñas son más flexibles e innovadoras que las grandes.
La flexibilidad
se define como la habilidad para adaptarse a cambios del entorno o nuevas
necesidades del mercado y no hay que confundirla con el desorden.
No veo porque la empresa pequeña tenga que ser más
flexible que la grande. Tiene una estructura también pequeña y muy
especializada y muchas veces una gestión deficiente y crítica. Ambas
características la hacen rígida y no flexible, sobre todo para la innovación. No creo que tener que formar “clusters” de
empresas para encargar proyectos de desarrollo a los centros
tecnológicos, muchas veces con dinero público y la burocracia que eso implica,
ayude a la flexibilidad. Quizás la leyenda viene de que para la empresa grande
la innovación basada en tecnologías de ruptura, al principio poco prometedoras
y constituida por productos que el mercado ignora que necesita, suele ser muy
difícil. Esa situación suele ser el terreno de los “nuevos entrantes” (The
Innovators Dilema – Clayton M. Christensen).
La Gestión del Conocimiento y la formación.
Cuando se habla de la economía del
conocimiento,
supongo que se hace referencia a la economía que se basa en la gestión del
conocimiento. El conocimiento no son sólo datos ni información
–que es lo que dan las TIC y específicamente Internet, aunque también las
bibliotecas- es la experiencia acumulada y transmitida. Por ejemplo afrontar
un problema, resolverlo, poner la solución a disposición de los colegas y que
éstos la aprovechen, facilitando la gestión con el uso de las TIC. Es
muy posible que, en un cambio, el conocimiento sobre el nuevo modelo productivo
sea escaso. El conocimiento de un albañil es diferente al de un operario de
montaje en una fábrica.
También se habla de la necesidad
de la formación
continuada. Se puede llegar a formar a algunas personas, si ven la necesidad y
tienen vocación para formarse. Que apliquen en su trabajo diario la formación
adquirida resulta más difícil.
Conclusiones y recomendaciones.
Marcelino Camacho, líder sindical y político de los años 70 del siglo
pasado, decía que “la izquierda no estaba contra la empresa pequeña sino sólo
contra la grande”. 35 años después, quizás eso explique algunas cosas.
La VISION de los gobiernos de cambiar el modelo productivo y mejorar la competitividad en España es la
adecuada en una post-crisis mal resuelta. Debe completarse con la estrategia
para hacerlo. Es probable que en otros tres o cuatro años los gobiernos sigan
emprendiendo acciones que empeoren la situación. Una vez se tomen las primeras
medidas positivas, si son consensuadas y acertadas, el cambio de modelo
productivo podría tomar entre 15 y 20 años. El transitorio puede ser muy
doloroso. Hay que tener en cuenta que un cambio de la importancia del que se
propone necesita también un cambio de sistema de valores.
W. Churchill dijo que “Inglaterra espera que cada uno cumpla con su deber”.
De modo semejante, los españoles, individual y colectivamente, deberemos hacer
un esfuerzo por comprender la situación en que estamos trabajar, estudiar, ver
que podemos hacer mejor que los demás, hacerlo y esperar que la situación vaya
mejorando, sin contar con los políticos. Si no lo hacemos la “argentinización”
es inevitable. Si lo hacemos podemos aprovechar la oportunidad para ser
económicamente más estables.
Será necesario un nuevo marco de relaciones laborales, empresa por empresa
y con una gestión transparente, consiguiendo que todos comprendan la situación
y acuerden como mejorarla. Para implantar la economía del conocimiento hay que evitar la pre-jubilación
(y jubilación) de las personas que lo tienen y reducir drasticamente el fracaso
escolar.
Las administraciones -eso si- están poniendo herramientas de gestión basadas en las TIC a disposición de las empresas pequeñas y medianas. Las PYMEs que todavía no lo hagan deberían utilizarlas.
Mientras que la I+D puede realizarse (de
hecho, excepto en empresas grandes o muy grandes, se realiza) en universidades
y centros tecnológicos,
el proceso de la innovación
de productos (i) debe realizarse o pilotarse desde dentro de la
empresa y por las personas cuyo puesto de trabajo vaya a depender de que el
nuevo producto se convierta en innovación.
Oigo hablar de que los problemas se resolverían devaluando la moneda. La
única ventaja que veo de una devaluación (he vivido varias) es que la gente se
hace más pobre toda a la vez y sin saberlo. La salida de la zona EURO sería
catastrófica pero no se puede descartar.
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