viernes, 10 de febrero de 2012

Conciliación de Horarios


Intento clarificar algunos aspectos del problema de la conciliación de la vida laboral y personal, analizar las oportunidades y dificultades para conseguir un horario que ayude a conseguirla y dar algunas ideas para que trabajadores y empresarios puedan aproximarse a las condiciones ideales. Hay que tener en cuenta que todo tiene un precio y que, para muchos,  no hay vida personal sin vida laboral.

Premisas.

La contraprestación clara a que está obligado el trabajador (todos menos el propietario, los accionistas y la alta dirección, que se consideran aquí como empresarios) a cambio del sueldo que recibe es la de permanecer en su puesto un determinado número de horas que empiezan a contar antes de un determinado  momento (obligatorio) y terminan después de otro momento (voluntario) totalizando un número determinado de horas al año. Esto es lo que se entiende por horario de trabajo y lo establece el empresario o quien lo represente. Cuando el trabajador acepta el empleo, acepta también las condiciones, horario incluido. Pero todo puede cambiar.
No se consideran aquí las PUNTAS DE TRABAJO, las ACTITUDES ABSURDAS (“se le cae el bolígrafo”) y las SITUACIONES EXCEPCIONALES (cuando no superan un año).
El personal de una empresa desempeña con frecuencia los papeles de empresario y trabajador según las circunstancias.

Que entiendo por horario de conciliación.

Es el tiempo que transcurre entre que el trabajador sale de su casa para dirigirse al puesto de trabajo y el momento en que vuelve a entrar, una vez completada la jornada.

Conciliación de horarios.

Para simplificar, entenderé por tal aquel horario de trabajo cuya duración tienda al número de horas establecidas por ley -en la actualidad aproximadamente ocho horas- e incluso desplazarlas de un día al otro a lo largo del día. Esto último se entiende por horario flexible.

Dificultades.

  1. Largo tiempo de desplazamiento al puesto de trabajo.
  2. Trabajadores que no son competentes, no están motivados para el logro, no saben gestionar el tiempo, etc. Como consecuencia para cumplir sus compromisos necesitan muchas horas.
  3. La prioridad del trabajador es “hacer carrera” y piensa que alargar RUTINARIAMENTE el horario de trabajo le será útil. Algunos directivos pensamos que es una señal débil de haber alcanzado el nivel de incompetencia.
  4. El horario lo fija el empresario de acuerdo con el servicio que el cliente necesita. Comercio minorista, abogados y notarios, consultores, asesores financieros, delegados comerciales, vendedores, etc. Pequeña empresa en general. Suele significar largas pausas a medio día o largas jornadas inútiles para el trabajador pero necesarias para el funcionamiento de la empresa,
  5. Falta la cultura de la fecha; uso corriente de las expresiones “urgente” o “lo antes posible”.
  6. En muchos casos, la cultura de la empresa exige, para promocionar, “quedarse” finalizado el horario. El empresario cree que sus empleados sólo conseguirán los resultados con un número elevado de horas en el puesto o, aún peor, cree que les paga demasiado. Tiene la costumbre de obligar a largas jornadas o convocar reuniones fuera de horario, incluso en sábado o día festivo sin verdadera necesidad, faltando el respeto a los trabajadores e incumpliendo el contrato. Este problema es muy frecuente y lamentable.
  7. El puesto de trabajo implica la necesidad de viajar frecuentemente.

Conclusiones y recomendaciones.

  • Las dificultades para conciliar la vida laboral y personal son numerosas y varían según las circunstancias. Muchas veces, también el empresario las tiene.
  • Para muchas tipologías de puesto de trabajo (# 4, 7) la única conciliación  posible, en algunas circunstancias, sería la flexibilidad de horario. En muchos otros casos probablemente será posible acortar, incluso eliminar, la pausa de medio día y empezar antes por la mañana. Será un reto para trabajadores y empresario alcanzar un acuerdo útil para todos y modificar el horario en vigor. Es una innovación de proceso. En su día la Banca demostró que era posible, a pesar de las apariencias y posiciones de partida. El trabajo a turnos, combinado con horario flexible para algunos colectivos, puede ser también una alternativa. Muchos de los viajes podrían evitarse usando la tele-conferencia, pero no todos (# 7).
  • Para el trabajador, resolver algunas dificultades puede significar cambiar de domicilio, de empresa o ambos (# 1, 4, 6, 7). Casi el 90% de los españoles han elegido fijar el lugar de su residencia para siempre (o casi) asumiendo que la movilidad geográfica sería innecesaria (¿?). Hoy día la situación todavía ha empeorado. La decisión de cambiar de empresa puede llevar a tiempos de desplazamiento largos y –aun  peor- de duración indeterminada. Muchas veces menospreciamos el tiempo que perdemos en desplazamientos. En su plan de vida, el trabajador debería tener en cuenta la posibilidad de futura movilidad geográfica porque también la empresa puede moverse, incluso de país. De hecho, es difícil trabajar en la misma empresa y el mismo lugar geográfico más de 10 años. En general, un trabajador debería dejar una empresa cuando no le ayude a conseguir sus objetivos. A veces debido a una formación escasa, demasiado especializada, ambas cosas, haber alcanzado el nivel de incompetencia o la inseguridad que siempre significa un cambio, muchos trabajadores no consideran la posibilidad.
  • El empresario debería reflexionar sobre los motivos de su enfoque de ligar resultados a permanencia. Lo más probable es que lo haga pensando que la mayoría de sus empleados son malos profesionales (#  2). Si así fuera, el los ha seleccionado y debe corregir el error. En otros casos, corre el riesgo de llevar a cabo –inadvertidamente- una selección de personal negativa a largo plazo. Si el empresario obra de buena fe, es posible que reflexione y admita una negativa del trabajador a horarios alargados RUTINARIAMENTE. Desmotivar al trabajador no mejora la productividad. http://html.rincondelvago.com/elton-mayo-y-hawthorne.html
  • Diversamente a lo que suele afirmarse, “en Europa”, en cuanto a horarios, la situación no es muy diferente si comparamos puestos, países y situaciones similares. Es verdad que, por cultura, se tiene más tendencia a reducir a un mínimo la pausa de medio día y empezar más temprano (aunque, desde luego no antes de las 6 de la mañana).
  • El tele-trabajo puede ser un medio complementario para la conciliación de horarios pero en ciertas circunstancias, ciertos puestos y ciertas personas, en modo discontinuo, durante cierto tiempo y siempre y cuando se disponga de las TIC que se necesitan. Técnicamente podría extenderse cada vez más; el freno está en el factor humano.

 Soluciones que se suelen plantear.

Empecemos por el teletrabajo. Desde luego que es una posibilidad –yo mismo lo he practicado- pero en ciertas circunstancias, ciertos puestos y ciertas personas, en modo discontinuo, durante cierto tiempo y siempre y cuando se disponga de las TIC que se necesitan.

Imposible para un trabajador de una cadena de montaje; una posibilidad para un directivo. Los casos intermedios deberían estudiarse según el escenario, la persona y las circunstancias.
No lo considero un sistema útil para desempeñar un trabajo a medio-largo plazo. Por tanto, desde mi punto de vista, no es un medio a tener en cuenta para la conciliación de horarios. Técnicamente podría extenderse cada vez más; el freno está en el factor humano.

La jornada reducida es otra posibilidad, siempre que no resulte un costo del trabajador más alto para la empresa y que no disminuya la productividad de la organización. Para una empresa  pequeña, debido a su rigidez, puede ser beneficioso o representar un problema importante. Lo mismo puede ocurrir en un departamento reducido. Para el interesado puede ser un problema de transporte.

La jornada continua o intensiva aparece como muy favorable...a quien no la hace. Al significar el mismo número de horas al año, simplemente desplaza el horario. El beneficio que representa depende de las circunstancias familiares y personales. La ventaja viene de la anulación (que no reducción) de la pausa de medio día, sustituido por una mucho más corta para un tente en pié. Implica acostarse mucho más temprano y madrugar bestialmente (como las bestias) lo que no es coherente con las costumbres de la sociedad española. La dificultad para su implantación viene de que suele ser necesario que toda la plantilla esté de acuerdo. Y no suele estarlo.
Naturalmente, es muy complejo –casi imposible- implantarlo en una empresa comercial que necesite atender al público hasta la tarde-noche.

El horario flexible –lo más amplio posible compatible con la productividad- suele ser la mejor solución pero en muchas empresas y muchos trabajos resulta muy complejo de implantar. Vuelve a presentarse el problema de los transportes.

Del trabajo a turnos, mejor no hablar.


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